– Sí. Un señor. Estaba enfermo y lo dejó todo contratado. El funeral, la música… Incluso las flores, con una cinta que ponía: De tu familia que te quiere. Todo. Bueno, llega el día de la ceremonia, salgo yo a mirar… Y no hay nadie. La sala vacía. Nadie. Ese hombre estaba solo, no tenía a nadie en el mundo.
-¿Y qué ocurrió?
-Bueno, pues que se hizo la ceremonia, claro. El hombre tuvo su música, su despedida… Todo como él quería.
Eloy Pastrana es orador de funerales laicos. Trabaja para una pequeña empresa del sector funerario, Música x Cerimònia, y se le suele ver en los tanatorios del Grupo Àltima en la provincia de Barcelona: LHospitalet, Ronda de Dalt, el Baix Llobregat. En cierto modo, y teniendo en cuenta que la mayoría de funerales son aún religiosos, Pastrana es un precursor. Acaso en unos años sus discursos fúnebres serán un modelo, el ejemplo a seguir.
-¿Hace cuánto que hace esto?
-Hace dos años, pero hace siete ya había hecho mi primer discurso.
-Ah. Y eso fue…
-En el funeral de mi mujer. Sin guion ni nada, claro, solo expresé lo que tenía en el corazón. Me salió así, subir y hablar. En la vida imaginé que luego este sería mi hábitat.
-Cuénteme cómo trabaja. Alguien pide un funeral laico.
-Y yo me encuentro con la familia, e intento sacar el máximo de información sobre la persona. A qué se dedicó, cómo creó su familia… La idea es que la ceremonia sea como un traje a medida, decir: Era una buena persona, y que no sea solo retórica. Cuando la gente recuerda suele recordar lo bueno, así que en esos encuentros suelo ver sonrisas; a pesar de la forma de asumir la muerte en nuestra cultura, siempre hay más para recordar con sonrisas que con lágrimas.
-No todo el mundo es bueno.
-No. Le voy a contar algo. Una vez estaba en una reunión de esas, con la mujer y los dos hijos. La viuda. Cuando la gente está muy cerrada yo les pido que definan a la persona con adjetivos, para tener por dónde empezar. Y eso hice. Los hijos estaban idos, en shock, pero la madre me mira, me coge el brazo y dice: Era un hijo de puta…. Yo me quedé parado. Me cosió a palizas toda la vida, arruinó la niñez de mis hijos…. En fin.
-¿Qué hizo?
-Bueno, no sé, darle forma a todo aquello…
-Algo excepcional, ¿no? Como el hombre que murió solo, supongo.
-Eso solo lo he visto una vez; he visto más veces funerales en los que solo hay una persona. Cuando es así me pongo entre el doliente y el féretro, y hago algo más íntimo.
-Debe tener mucho tacto. Son momentos difíciles, duros.
-Yo tengo conciencia de que el momento no es solo importante: es importantísimo. Claro. A partir de ahí, más que consuelo intento dar ánimo. Que las personas no se apoyen demasiado en el dolor y el drama.
-Son más las ceremonias religiosas, eso está claro, pero ¿hay cada vez más laicas?
-Sin duda. Lo que pasa es que muchas veces la gente no sabe que existe esta opción. O lo sabe, pero pesa mucho la tradición. O el qué dirán: los vecinos, la familia… ¡Si a mí a veces me confunden con un cura! Como me ven allí arriba, hablando…
-¿A usted le gustaría un funeral laico? ¿Para usted?
-Ah, esto le va a gustar. Yo ya tengo pensada mi ceremonia. Eloy, estás enfermo, me dicen. Bueno, pues yo grabaría un vídeo con mi propia ceremonia. Y empezaría como en las películas: Amigos, si estáis viendo esto es porque…. Y hombre, una despedida como soy yo, con una gran sonrisa. Siempre vale más una sonrisa que una lágrima.
Valoraciones
No hay valoraciones aún.